11.2.09

Había una vez Hosanna


Márquez es convocado por su entonces amigo Martín Pinto, (un RRPP en la decadencia de su actividad) para diseñar los espacios interiores de un spa olistico. Ya de comienzo algo no andaba bien, el lugar sostenía una filosofía cuando su dueña, una casquivana, no la profesaba, los fondos para el emprendimiento provenían de un jovenzuelo, hijo de empresarios, que con tal de mantener contenta a la vaginita que tan feliz lo hacía, era capaz de robarle a su padre. Y a pesar de todo, para darle una mano a su entonces amigo, Márquez aceptó.
En quince días y con un presupuesto ridículamente pobre, Márquez transformó la oscuridad en luz y ese lugar brilló.
Treinta días después de abiertas sus puertas, la casquivana contrajo el peor de los males que puede atacar a un ser humano, contrajo “la locura” y a golpe de martillo y por propia mano destrozó Hosanna…